En realidad, era una aspiradora adaptada para invertir su resultado. La bomba de aire de la aspiradora crea un vacío que absorbe el polvo, y el movimiento del motor calienta los gases de su interior. Godefoy quito el tubo de la entrada y lo colocó en la salida de aire caliente. Había nacido el secador eléctrico.
Pero estos aparatos no se popularizaron hasta 1920, con artilugios más pequeños compuestos por un ventilador y una resistencia que calentaba el aire. En los años treinta los secadores de casco invadieron las peluquerías, pero sus gases estropeaban el pelo. A mediados de los cincuenta las carcasas de baquelita irrumpieron en el mundo de la estética y por fin aparecieron los secadores de mano.
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